Porque aunque esto no es uno de esos videojuegos en los que el jugador puede ir eligiendo el futuro que quiere para su avatar hasta llegar a lo más alto, los talentos españoles cada vez deben elegir antes, y con más opciones sobre la mesa, qué van a hacer con su vida. Desde hace un par de años, todos los meses se publican libros sobre el deporte en los años 80. La mayoría son desdeñables, pobres revisiones en clave pop de la época, sin fuentes originales, que orbitan en torno a iconos mínimos como los bigotes, los pantalones cortísimos o el hecho escandaloso de que los deportistas fumasen en los hoteles.